



El recorrido se genera con láminas con fotomontajes y planchas oxidadas, tensadas a andamios. Se juega con la estética contextualizando la obra, invitando a los visitantes a sumergirse en una atmósfera desgastada y lugubre.





Para conseguir el efecto deseado, se explora en materiales y reacciones ante diferentes sustancias, escogiendo finalmente planchas de acero rociadas con sal y vinagre, que da como resultado una imagen oxidada. Por último, se utilizan stenciles con composiciones compuestas de letras de las canciones de la obra.





